Tuesday, August 25, 2009

The eyes of God



This is the testimony of somebody who spent ten days in a working camp in a psiquiatric house run by the Hospitality Sisters. For more information about this nun community contact "www.hospitalarias.org".


Seen from outside, getting in contact with the mentally sick is not an appealing or agreeable experience. The images we have from words like "asylum", "psiquiatric house" or mental health center are usually different from the daily reality inside these houses. Force shirts, encaged or violent people, shouting persons, deformed faces, people throwing foam out of the mouth are some of the images which come to our mind when talking about the "mad", the mentally ill. Sometimes, the cinema exploits this reality using these type of images. However, most of them are not shown in its real context. A worker in one of these centers might have seen these images in different moments after several years of service. However, none of them occurs out of a context, which is a lot richer than the imagine itself.

The first day a tour is carried out around the different units of one of these houses, a "strong" impression is experienced. We feel uneasy because we don't know how these people might react or how we can manage them. Again, the first visit gives us only the images out of their own context. However, this impression might last just a few hours or perhaps one day at most (it is not any more than this). One starts observing how the auxiliary personnel manage the patients, one learns how they do react, how to deal with them, one gets familiar with their faces (true that sometimes they are deformed), their names and stories. Once this initial uneasiness wall is trespassed, a new universe shows up, a parallel world where time goes by with a different clock, where value is given to different things. It is a universe of an inmense beauty, difficult to explain but easy to experience.

The world of values of the patients is built around very simple actions depending on their physical or phyquical disabilities: go and visit them, talk to them, shake their hands, take them out for a walk, keep them busy doing manual works, talk and look at them even if they cannot understand or see us, kiss or hug them, sing and dance with them, take them out of their units. The world of the mentally disabled is moved a lot more by the expression of affection though physical contact than any rational discussion (that's precisely their limitation).

In many aspects, the mentally ill are not inhibited and they show their affection to others in a simple way. They are usually loving, plain and simple. They don't have turnarounds. Their behaviour is sometimes very funny. Dealing with them makes us feel spontaneous in situations where we would feel ridiculus for the world around them is different. The emotional expression of us, the mentally healthy, is a lot less developed. Our society minimizes the corporal expression of affection and sympathy for those who we tenderly love, for this expression makes us vulnerable. The mentally disabled are by definition vulnerable.

The contact with the mentally ill transforms by itself the heart of those who generously make the effort to discover them. This knowledge allows us to look at the world of values of our own society from a different perspective, helping us to be a lot happier. Getting in contact with the personnel who deals with the mentally sick is another source which makes us realize how the patients can change the human heart. It is impossible to work with mentally sick during several years without developing a set of human values and a especial sensitivity which do not belong neither to our world nor our society. When one contemplates the personnel working in houses for mentally disabled, these values are recognized and they provoque in those who contemplate them, a feeling of deep happiness and strength.

The contact with the Hospitality Sisters is the real example of those who have developed in its greatest expression these values and the sensitivity given by the contemplation of each patient from the eyes of God Himself. The Sisters give themselves the time and effort to recreate this encountering process from the infinite love of God. The same Lord who wanted these "twisted words of His" to exist, to teach us how to look at the world with His own eyes.


Los ojos de Dios

Visto desde fuera, entrar en contacto con el enfermo mental no es una experiencia atrayente o apetecible. Las imágenes que tenemos sobre palabras como "manicomio", "psiquiátrico" o centro de salud mental son en general diferentes a la realidad más normal que tiene lugar en estos centros. Camisas de fuerza, gente enjaulada, personas violentas, gente gritando, rostros desfigurados, gente echando espuma por la boca son algunas de las imágenes que vienen a nuestra cabeza a propósito de los "locos", "transtornados" o enfermos mentales. La pérdida de la razón muchas veces es cultivada por el cine por medio de estas imágenes. Sin embargo, muchas de estas imágenes no se muestran en su contexto real. Es posible que un auxiliar que haya trabajado durante unos cuantos aÑos en uno de estos centros haya visto en momentos distintos estas imágenes. Sin embargo, ninguna de ellas se produce fuera de un contexto que es muchísimo más rico que la propia imagen.

El primer día que se hace una visita por las distintas unidades de uno de estos centros se suele experimentar una impresión "fuerte" que nos puede provocar incomodidad por no saber cómo van a reacionar o cómo tratar a estas personas. Nuevamente, la primera visita nos da las imágenes, pero estas aún están fuera de su propio contexto. El tiempo que suele durar esta impresión es quizá de unas horas o como mucho un día (no es mucho más). Se empieza a observar cómo los auxiliares cuidan a los pacientes, uno aprende cómo reaccionan y cómo se les puede tratar, uno se familiariza con sus rostros (cierto que a veces son deformes), se comienza a aprender el nombre y la historia de cada uno. Una vez traspasado este muro inicial, se descubre un universo nuevo, un mundo paralelo al mundo real donde el tiempo transcurre con un reloj distinto, donde el valor se pone en cosas diferentes. Es un universo de una belleza inmensa, difícil de contar y fácil de experimentar.

El mundo de valores de los pacientes se mueve en torno a acciones muy sencillas dependiendo de sus capacidades físicas o psíquicas: ir a verles, hablar o jugar con ellos, cogerles de la mano, sacarles a pasear, ocuparles en talleres, percibir que alguien les mira y habla aunque no entiendan lo que dice, darles besos o abrazos, cantar y bailar con ellos, hacerles salir de las unidades. El mundo del paciente mental se mueve mucho más por la expresión del afecto a través del contacto físico, que por ningún discurso racional (esa es precisamente su limitación).

El enfermo mental en muchos aspectos se encuentra desinhibido y muestra sus sentimientos de afecto de forma sencilla. Suelen ser cariÑosos, llanos y entraÑables. No tienen vuelta de hoja. Sus comportamientos a veces resultan muy cómicos y divertidos. Cuando uno los trata, uno se encuentra a sí mismo haciendo cosas que nos hacen perder el sentido del ridículo porque junto a ellos el mundo es distinto. Los "cuerdos" tenemos en general mucho menos desarrollada nuestra expresión afectiva. Nuestra sociedad minimiza la expresión corporal del afecto por las personas a las que queremos, porque esta expresión nos hace vulnerables. El enfermo mental es por definición vulnerable.

El contacto con el enfermo mental transforma por sí mismo el corazón de quien con generosidad hace el esfuerzo por conocerlo. Nos permite relativizar el mundo de valores de nuestra sociedad ayudándonos a ser en definitiva más felices. El contacto con el personal que atiende al enfermo mental es otra fuente que pone de manifiesto la capacidad de los pacientes de transformar el corazón humano. Es imposible trabajar con enfermos mentales durante aÑos sin haber desarrollado unos valores humanos y una sensibilidad especial que no pertenece a nuestro mundo ni a nuestra sociedad. Cuando uno contempla al personal de los centros de salud mental, reconoce esos valores que provocan en quien los contempla un sentimiento de honda alegría y energía.

El contacto con las Hermanas Hospitalarias es el ejemplo consumado de aquellas que han desarrollado en su máxima expresión esos valores y la sensibilidad que provoca el contacto y contemplación del paciente desde los ojos de Dios mismo. Las Hermanas se dan el tiempo y el trabajo de poder recrear este encuentro desde el amor infinito de Dios. El mismo Dios que quiso que estos "renglones torcidos" existieran, para enseÑarnos a mirar al mundo con sus mismos ojos.

Die Augen von Gott

Von draussen gesehen, sich mit der geistig Kranke Verbindung zu setzen ist keine anziehende oder wunschenswerte Erfahrung. Die Bilder, die wir von Wörter wie “Irrenanstalt”, “Psychiatrie” oder Anstalt für geistig Kranken sind normalerweise andere als die normale Wirklichkeit die sich in dieser Anstalten abwickelt. Zwangsjacken, in Käfig sperrende Leute, gewaltätige Personen, schreiende Leute, verunstalte Gesichter, aus dem Mund Schaum werfende Leute sind einige der Bilder, die uns in den Kopft kommen in Beziehung mit den “Verrückte”, den Verwirkten oder den geistig Kranken. Der Sinnverlust wird mehrere Male von Filmkunst durch diese Bilder benutzt. Trotzdem, werden die Mehrheit dieser Bildern nicht in ihrem richtigen Kontext dagestellt. Es ist möglich dass ein Krankenpfleger, der mehrere Jahren gearbeit hat, diese Bilder in verschiedene Situationen gesehen haben kann. Trotzdem, geschehen keine von dieser Bilder ausser einem Kontext der viel reicher als das eigene Bild ist.

Der erste Tag an dem ein Besuch durch die verschiedene Einheiten von einem dieser Anstalten gemacht wird, erfärht man normalerweise einen “harten” Eindruck. Dieser Eindruck kann uns in eine unbequeme Situation ersetzen weil wir nicht wissen wie sie reagieren können oder wie uns diese Leute behandeln können. Noch einmal, der erste Besuch gibt uns nur die Bilder, aber sie sind noch ausser ihrem eigenen Kontext. Dieser Eindruck kann vieleicht einige Stunden oder einen Tag längstens dauern (es ist nicht mehr als das). Man fängt an zu sehen, wie die Krankenpfleger die Patienten behandeln. Man lernt, wie sie reagieren können und wie man sie behandeln kann. Man gewöhnt sich an die Gesichter (richtig dass sie manchmal Unstalten sind). Man fängt an ihren Namen und Geschichten zu lernen. Wenn die anfängliche Mauer überquert wird, entdeckt man ein neues Universum, eine parallele Welt zu der Wirklichkeit wo die Zeit mit einer unterschiedlichen Uhr vergeht, wo der Wert auf andere Sachen gesetzt wird. Es ist ein Universum mit einer immensen Schönheit, schwierig zu erzählen und einfach zu erfahren.

Die Welt der Werte von den Patienten bewegt sich um sehr einfache Tätigkeiten herum, abhängig von ihrer physischen oder psychischen Fähigkeiten: gehen um sie zu sehen, mit ihnen spielen oder sprechen, sie an der Hand nehmen, mit ihnen spazierengehen, sie in den Werkstätten beschäftigen, sie ansehen und sprechen obwohl sie uns nicht verstehen können, sie küssen, umarmen, mit ihnen singen und tanzen, sie aus der Einheiten herauszunehmen. Die Welt der geistig Kranken bewegt sich viel mehr im Ausdruck der Zuneigung durch den physishen Kontakt als irgendeine rationale Rede (das ist wirklich ihre Beschränkung).

Die geistig Kranken sind in viele Sachen ungehemmt und sie zeigen ihre Gefühle der Zuneigung einfach vor. Sie sind gewohnt liebevoll, natürlich, spontan und herzlich zu sein. Sie sind nun mal so. Ihr Verhalten kann manchmal sehr lustig sein. Wenn man sie behandelt, man kann sich lächerlich machen weil die Welt um sie herum unterschiedlich ist. Die vernünftigen Leute haben allgemein ihren Ausdruck der Zuneigung viel weniger entwickelt. Unsere Gesellschaft spielt den Ausdruck der körperlichen Zuneigung herunter, weil dieser Ausdruck uns vulnerabel macht. Der geistig Kranke ist von Anfang an verletzbar.

Der Kontakt mit dem geistig Kranken verändert selbst das Herzt von derjenigen, die mit Grosszügigkeit sich bemühen sie kennenzulernen. Sie ermöglichen uns die Welt der Werte von unserer Gesellschaft zu relativieren, und sie helfen uns, kurz gesagt, glücklicher zu sein. Der Kontakt mit dem Personal das die geistig Kranken pflegt ist eine andere Quelle die die Fähigkeit der geistig Kranken um das Herz zu ändern zeigt. Es ist unmöglich mit dem geistig Kranke jahrelang zu arbeiten, ohne bestimmte menschliche Werte zu entwickeln und eine Sensibilität die weder zu unserer Gesellschaft noch zu unserer Welt gehört. Wenn man die Personal dieser Anstalten ansieht, erkennt man diese Werte die eine Gefühle von tiefer Fröhlichkeit und Kraft herausfordert.

Der Kontakt mit die Krankenhausschwestern, sie sind Nonen, ist die vollkommende Beispiel von ihnen, die in dem höchsten Ausdruck diese Werte und die Sensibilität die aus dem Kontakt und Kontemplation der Patienten von die Augen Gottes selbst entwickelt haben. Die Krankenhausschwestern geben sich die Zeit und Mühe um diese Zuzamentreffen mit dem Patient von der unendlichen Liebe von Gott herauszufordern. Der gleiche Gott, der diese “abgebogene Zeile” existieren lassen wollte, um uns zu lehren, die Welt mit seinem gleichen Augen anzusehen.