Sunday, May 07, 2006

Experiencia de encuentro y vivencia de Dios desde la enfermedad

EXPERIENCIA EN LA ENFERMEDAD


En el puente de los Santos de 1996, estando en Guadarrama y con 50 años de edad, empecé a sentir los primeros síntomas de mi enfermedad. Estuve con molestias digestivas, dolor abdominal e inflamación del abdomen. La semana siguiente seguí con los mismos síntomas pero fui a trabajar pensando en que pronto se pasaría la indigestión o cólico que padecía, hasta que llegó un momento en el que me encontraba tan mal que acudimos a urgencias de la clínica de la Moncloa donde me atendió un cirujano, el Doctor Ixxx, que me ha acompañado siempre animando y curando durante el peregrinaje recorrido en estos nueve años de enfermedad. Después de varios días de observación y pruebas el diagnóstico fue que padecía cáncer de colon fijando la fecha del 25 de noviembre para operarme.

Recuerdo que al enterarme del diagnóstico sentí sobre todo aturdimiento; aquello no podía ser, yo nunca había tenido problemas con mi aparato digestivo, es mas, presumía de que nada me sentaba mal, no padecía estreñimiento y me alimentaba correctamente. No acababa de creer lo que me estaba pasando y desde luego, con la operación, se pasaría todo. Tuve algún momento de incertidumbre y miedo pero no acababa de asimilar mi situación.

El 25 de noviembre de 1996, fecha del cumpleaños de mi hija mayor Exxx, me operaron de colon. Fue mi primera operación, y desde entonces ese día y ese mes los he considerado como la que fecha en que nació Exxx y nací yo a una vida nueva y muy distinta a la que viví hasta entonces.


La segunda fase del diagnóstico vino unos días después: tenía afectado el hígado en el que había cuatro nódulos malignos bastante grandes repartidos en ambos lóbulos y no se podía operar. Cuando el oncólogo me dio la noticia se me vino el mundo abajo, yo sabia que era muy grave y que lo mas probable era que muriera en un plazo corto. Nuevamente apareció el Doctor Ixxx que nos citó un sábado para tomar café en la cafetería de la Moncloa para hablar sobre mi situación y posibilidades. Sus palabras de ánimo nunca las he olvidado: Cxxx, no tires la toalla, tienes posibilidades de salir adelante, hay que darte un tratamiento de quimioterapia y puede ocurrir que las metástasis del hígado de reduzcan y sea posible operar, tienes que luchar. Esta conversación me cambió, me puse las orejeras (no dar vueltas al tema) y me centré en poner todo lo posible de mi parte.

En esta segunda fase recuerdo el rechazo que sentía a pertenecer al colectivo de los enfermos; cuando se pedía por los enfermos a mí me costaba sentirme aludida y me producía rechazo el que me ingresaran en la planta de oncología del hospital. En esa etapa de mi vida, quizá como resultado de una educación muy austera y un poco tenebrosa en el aspecto religioso, yo todavía tenía metido en mi subconsciente profundo a un Dios justiciero y que yo me tenía que ganar su amistad con mi esfuerzo y aunque esto estaba escondido, en determinados momentos de debilidad, angustia o dudas salía a flote y me sentía muy desasosegada, insegura, con miedo y con necesidad de reconciliación con Dios. Yo creo que como autodefensa empecé a seleccionar textos y lecturas que me pacificasen y que me llevaran a poner mi confianza en Dios que me acogía gratuitamente tal como soy ,incluidas mis flaquezas, y sobre todo a abandonarme pacíficamente en sus manos. Mi marido Áxxx me trajo un libro de Carlos G. Vallés "Busco tu rostro. Orar los Salmos" que me ayudó; lo leía, seleccionaba, subrayaba y releía; hay sobre todo un comentario al Salmo 30 que cuando me encontraba inquieta lo leía y me pacificaba:

MI VIDA EN TUS MANOS.

Me siento feliz al decir estas palabras: "Tú eres mi Dios; en tus manos están mis azares". Se me quita un peso de encima, descanso y sonrío en medio de un mundo difícil. "Mis azares están en tus manos" ¡Benditas manos!¿y cómo he de volver a dudar a preocuparme, a acongojarme pensando en mi vida y en mi futuro, cuando sé que está en tus manos? Alegría de alegrías, Señor, y favor de favores.

"Mis azares". Buena suerte, mala suerte; altos y bajos; penas y gozos. Todo eso es mi vida, y todo eso está en tus manos. Tú conoces el tiempo y la medida, tú sabes mis fuerzas y mi falta de fuerzas, mis deseos y mis limitaciones, mis sueños y mis realidades. Todo eso está en tu mano, y tú me amas y quieres siempre lo mejor para mí. Esa es mi alegría y mi descanso.

Que esa fe aumente en mí, Señor, y acabe con toda ansiedad y preocupación en mi vida. Desde luego que seguiré trabajando por mis "azares" con todas mis fuerzas y con toda mi alma . Soy trabajador incorregible, y no he de bajar las miras ni disminuir el esfuerzo; pero ahora lo haré con rostro alegre y corazón despreocupado, porque ya no estoy atado a conseguir el éxito por mi cuenta. Esos "azares" están en tus manos, y bien se encuentran allí. Yo ahora puedo sonreír y cantar, porque por primera vez empiezo a sentir que el yugo es suave y la carga ligera. Mi esfuerzo seguirá, pero desde ahora el resultado está en tus manos, es decir, fuera de mi competencia y, por consiguiente fuera de mi preocupación.

La paz ha vuelto a mi alma desde que yo he aprendido las benditas palabras: "Tú eres mi Dios; en tus manos están mis azares".

También me ha servido para apaciguar mis inseguridades y avanzar en el camino de la pacificación un librito de la Madre Teresa de Calcuta y del Hermano Roger de Taizé "LA ORACION, Frescor de una fuente". Me gustan especialmente algunos comentarios del hermano Roger.

He utilizado, además, textos del Evangelio, artículos, circulares, escritos pero siempre buscando aspectos positivos.

Textos del Evangelio como:
- La mujer con Flujos
- Cura al ciego Bartimeo
- Cura a un Paralítico. Mc 5.17,25
- Curación en la piscina. Jn 5. 1,9
- Acercaos a mí....
- Calma la tempestad
- El Hijo Pródigo
- Oración en Getsemaní
- Camino de Emaús Lc 24. 13,35

Frases del P.Granda que me ayudan también:

- Para Dios nada hay imposible.
- Dime Señor quien eres para que yo crea en Tí.
- No hago de la necesidad fín y de Jesús medio para que me resuelva la dificultad, sino que hago de jesús el fín y la necesidad es el medio para ir a El.
- Querer lo que El quiera. Estar pacificado.
- Que Dios me revele lo que significa que yo existo.
- Acudiendo a Jesús se van los miedos.
- Confiar en las fuerzas de Jesús, no en las mias.
- Esperar contra toda esperanza.
- Dios al crearnos no se desentiende de nosotros.
- Todo lo que sea acongojarte es malo, lo que sea expandirte el corazón es bueno.
- Para tener optimismo y esperanza hay que apoyarse en Dios que puede crear lo que no existe.
- No nos arrojemos en brazos de las congojas, abandonémonos en brazos de Dios que por muy turbulento que se nos presente el futuro no zozobraremos.

- El saber que El sabe del todo quien y como soy, me pacifica.
- Irme experimentando posesión de Dios.
- Querer con todo el corazón encontrarme con Jesús, fiarme de El y seguirle con su ayuda.
- Que Jesús sea realmente mi Señor.
- Fiarme totalmente de Jesús.
- Dios me ama gratuitamente, no por mis méritos.
- Nacemos para morir y morimos para vivir.
- ¡ Oh muerte, ya no eres muerte, ERES LA DAMA DEL ALBA.

FELICITACION DEL P. GRANDA 1984-85


“VEN SEÑOR JESUS”

“El tiempo pasa que pasa”:
No me gusta esta canción.
El tiempo no pasa nunca,
nos empuja
a la Eternidad que es Dios.
Por ahora, con el empujón del tiempo, me quedo con lo de Pablo de Tarso:
“ ..... todo es vuestro; pero vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios”.



El tratamiento de quimioterapia se prolongó hasta el mes de agosto del año 97 y los vaticinios del Doctor Ixxx se iban cumpliendo: las metástasis del hígado se habían reducido e incluso las que había en uno de los lóbulos habían desaparecido lo cual abría la posibilidad de operación después de descansar durante el mes de septiembre. Para tomar la decisión de la operación de reunirían ocho médicos. A partir de ese momento me relajé del esfuerzo que había estado realizando y curiosamente se me cayeron las orejeras y empecé a dar vueltas a qué sería de mí, si me moría, si sufriría; me entraba miedo a no estar a bien con Dios y entré en una situación que no podía controlar y en la que sentía pánico. Fue entonces cuando acudí a un psiquiatra y me puse en contacto con una psicóloga de la Asociación Contra el Cáncer. El psiquiatra me diagnosticó "crisis de angustia" y me recetó unos ansiolíticos que me aliviaron y la psicóloga me enseñó a controlar la mente en lo posible y no adelantar acontecimientos. Gracias a estos dos especialistas pude afrontar con ánimo mi segunda operación, primera de hígado en el mes de octubre de 1997 a la que siguió un nuevo tratamiento de quimioterapia.

Otro momento malo fue cuando al año y medio de caer enferma me llamaron a Tribunal Médico y me jubilaron. Soy Química del Cuerpo Facultativo de Meteorólogos. Hacía poco tiempo que me había incorporado al Cuerpo Superior de Sistemas y Tecnologías de la Información y, ya dentro de ese Cuerpo, participé en un Concurso consiguiendo un puesto de trabajo en Hacienda bastante bueno y en el que llevaba un año prácticamente cuando se me detectó la enfermedad. Al principio de la jubilación sentí liberación porque en medio de la pelea por la vida me quedé sin fuerzas y me veía incapaz de afrontar el trabajo; pero cuando mejoré empecé a sentir otro cambio en mi vida, otra pérdida y a minusvalorarme. Aparte estaba la pérdida económica que me supuso.

Superadas esas etapas y hasta este momento, gracias a Dios, no he vuelto a sufrir crisis de pánico o angustia ni depresión.


A lo largo de estos años han ido apareciendo nuevos nódulos malignos por lo que he sufrido tres operaciones mas de hígado con sus tratamientos posteriores de quimioterapia. Cuando empezaba a recuperarme de la última operación y tratamiento de quimio, aparecía un nuevo nódulo con lo que volvía a empezar de nuevo el ciclo operación-tratamiento. Los médicos me dicen que soy un caso excepcional de supervivencia en mis condiciones y que he roto las estadísticas. A pesar de los malos momentos vividos, daba gracias a Dios por la vida. Cada vez que aparecía un nuevo nódulo maligno pero operable, después del disgusto inicial, me entregaba con esperanza a la recuperación y dando gracias a Dios porque se me ofrecía la posibilidad de seguir luchando .

Ha sido especialmente duro el período comprendido entre mediados del 2004 (fecha de la quinta operación) hasta mediados del 2005. Durante ese tiempo estuve sometida a un tratamiento bastante agresivo de quimioterapia que no fue efectivo, una embolización del lóbulo izquierdo del hígado y nuevamente quimioterapia hasta que mi cuerpo no ha aguantado más y no recuperaba las defensas que perdía con la quimioterapia, por lo que el oncólogo decidió suspender la quimio. Seguía dando gracias a Dios por la vida, pero en ese período sí que tuve algún momento en el que hubiera aceptado la muerte como liberación.

En este momento me están dando un tratamiento nuevo, que no es quimioterapia, con una frecuencia semanal; de momento es llevadero y Dios dirá. Sigo dando gracias a Dios por la vida.

Respecto a mi relación con la enfermedad a lo que llego es a la aceptación pero no más. No se por qué me ha tocado y la acepto como Cristo aceptó el sufrimiento, pero yo también pido que si es posible pase de mí este cáliz. He pasado por temporadas mejores y peores espiritualmente (Tú sabes de mis fuerzas y de mi falta de fuerzas) y creo que en general he estado pacificada y sobre todo en momentos muy malos lo que atribuyo a la Comunión de los Santos por todos los que rezáis por mí. Yo procuro vivir el día a día y pido Confianza plena en Dios a la vez que abandonarme en sus benditas manos, Esperanza (esperanza de mejorar, esperanza de curarme incluso, esperanza en otra vida con el Creador y con mis seres queridos que ya están en esa otra vida) , Paz y Sentir la mano de Jesús en la mía en todo el camino que tenga que recorrer.



Finalmente tengo que agradecer a mi familia y especialmente a mi marido Axxx Sxxx el inmenso cariño, la paciencia, el hacerme sentir siempre arropada y protegida con una entrega total. También a mis cuatro hijas que me han acompañado con generosidad y entrega así como a las hermanas de Áxxx y a las mías. Todos ellos, junto con los amigos, han compartiendo mi sufrimiento, aunque a veces el sufrimiento de ellos me duela a mí. También tengo un agradecimiento especial al Doctor Ixxx y creo que si sigo viviendo es por él siempre pendiente, viendo soluciones y operando cuando era necesario y además trasmitiendo siempre cariño y ánimo. También agradezco el apoyo, ayuda y las atenciones de los amigos y de todos aquellos que os interesáis y rezáis por mí.


Mª Cxxx Dxxx

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