Thursday, February 17, 2000

Pascua, sentido del sufrimiento y resurrección

Pascua, sentido del sufrimiento y resurrección.

Vivo Sin vivir en mí
y tan alta vida espero
que muero porque no muero
(ver adjunto 1).

Cuando Sta Teresa de Jesús se refiere a la muerte y al encuentro con el Señor, lo hace como un bien inmesurable porque "muero porque no muero".

La muerte se puede entender de varias maneras. La más obvia es la muerte biológica, en la que "muero porque no muero" se refiere al paso a una vida mejor, la vida eterna a un contacto íntimo con el Señor.

El sentido de muerte que a mí más me ayuda a entender y vivir este poema tan elocuente de Sta Teresa es la muerte como entrega de la vida y enentualmente la entrega de la vida en su fin biológico. Aparece en los evangelios, cómo Jesús no le arrebatan su vida, sino que es Él quien la entrega. La muerte de Jesús no es sólo una muerte biológica sino es la manifestación más elocuente de una vida entregada.

La muerte, siempre lleva asociada de algún modo el sufrimiento. Cuando uno entrega su vida, se expone a pasarlo mal. A veces muy mal ... (como Jesús mismo en la cruz). Evitamos la muerte para evitar el sufrimiento. No entregamos nuestra vida, para evitar pasarlo mal, que se aprovechen de nosotros, que nos hagan daño.

Me imagino a Sta Teresa por un lado deseando la muerte para lograr un contacto más íntimo con su Señor. Me la imagino también como una mujer que en todo momento deseaba "entregar su vida". Por eso, el sentido de la muerte y el sufrimiento para esta mujer es "muero porque no muero". Ella está dispuesta (y no sólo dispuesta sino deseándolo con pasión) a entregar su vida por su Señor, porque ha descubierto que al entregarla se produce un encuentro con ese Señor que no permite que muera. Que ese Señor a quien ella ama tanto no permite que ocurra. A Sta Teresa se le ha revelado que tras la muerte viene un gran misterio para quien entrega su vida: la resurrección.

Para mí, el sentido de la Pascua es este "muero porque no muero". Es la pasión en un primer paso como la expresión más superlativa de la entrega de la vida. Esta entrega culmina con la muerte y tras la muerte, en un segundo paso viene la resurrección como la expresión más sublime del gozo y el sentido.

La Pascua expresa en síntesis el proceso del encuentro más profundo con el Señor que pasa por la entrega a los demás hasta el punto de pasarlo mal (a veces tan mal ...). Cuando uno toca fondo, aparece la resurrección como un gran misterio que supera el entendimiento humano. Son precisamente esos malos momentos por entregarnos a los demás los que fundamentan sólidamente nuestra felicidad y sentido de la vida.

El proceso normal es desear conocer el gozo, la alegría y el sentido (la resurrección) sin necesidad de pasarlo mal (la muerte). Sin embargo, la luz verdadera se aprecia como el contraste de la oscuridad. No se trata de buscar pasarlo mal de por sí (ninguno somos masoquistas). Se trata de entregar la vida. En ocasiones esta entrega nos hará pasarlo mal. En este momento es cuando aparece el misterio Pascual de que no seremos presa del sufrimiento.

Hay muchas formas de sufrir. Una de ellas es el fruto del egoísmo (cuando uno se busca sistemáticamente a uno mismo uno se vuelve muy infeliz). Ese sufrimiento no tiene sentido, lleva a más sufrimiento. Es un sufrimiento sin resurrección, sin salida, sin amor verdadero. El sufrimiento que proviene de la entrega de la vida, está lleno de amor, no se busca a sí mismo y tiene sentido. Este sufrimiento encuentra tarde o temprano la luz de la resurrección.

Como preparación a esta reunión, se trataría de compartir todos los momentos y situaciones en los que por ayudar a alguien o por defender algo que nos parecía justo, hemos acabado sufriendo, siendo incomprendidos, no acogidos. Por favor, no os olvidéis también de compartir la resurrección, lo que dio sentido a aquella situación, lo que aprendimos.

A continuación os pongo unos ejemplos para que os hagáis idea de lo que se trata:

1. La madre de un familiar mío tuvo un derrame cerebral y se quedó paralizada de un lado y perdió mucha de su consciencia. Su relación no era muy buena con su hija. Tras el gran sufrimiento, este familiar mío decidió ocuparse de ella. En ese proceso redescubrió a su madre y pudo entregarse a ella porque anteriormente ella no le dejaba. Su marido se intentó aprovechar del dinero que tenía la madre y comenzó a ir a verla con su mujer. Desde entonces, este matrimonio por el que yo no apostaba nada, parece que comienza a resurgir.

2. En una fiesta, contemplo a alguien que se ocupa de la gente que no es famosa, de la que nadie se ocupa, de los que parecen ignorados. Alguien que se lo pasa bien, no por tener éxito, sino por ver cómo los ignorados comienzan a ser percibidos.

3. Contemplo a alguien que unas semanas más tarde del funeral de su padre organiza una cena con su madre y su abuela. Contemplo cómo discutían entre ellos, cómo se quejan. Contemplo la tensión. Tras pasar una tarde de verano y ver unos fuegos artificiales, pregunto a uno de ellos cómo se lo ha pasado. Me dice, "lo he pasado muy bien".

4. Contemplo a alguien que le dice a sus padres que es "gay". Los padres no lo toman bien. Está saliendo con otra persona. Tras bastantes meses vuelvo a contemplar cómo sus padres le preguntan por su pareja.

5. Contemplo a alguien que tras suspender 4 veces el carnet de conducir le pregunta a su Señor y a sí mismo si realmente está hecho para conducir. Le ofrece a su Señor la posibilidad de que no valga para conducir. Contemplo cómo se llena de paz después de aquello y aprueba a la quinta convocatoria.

6. Contemplo a alguien que busca un trabajo a través de un amigo. Contemplo cómo su amigo recomienda que la persona no encaja en el departamento. Contemplo cómo el que busca trabajo, comprende que no encaja y agradece a su amigo en cualquier caso su gestión. Contemplo a su vez cómo el amigo manda el currículo a otro departamento que finalmente lo contrata. Contemplo cómo en este puesto, ese alguien encaja tantísimo mejor.

Adjunto 1: Poesía de Sta Teresa de Jesús. Muero porque no muero

VERSOS NACIDOS DEL FUEGO DEL AMOR
DE DIOS QUE EN SÍ TENÍA

Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero

Aquesta divina unión,
del amor con que yo vivo,
hace a Dios ser mi cautivo,
y libre mi corazón;
mas causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puse en él este letrero:
que muero porque no muero.

Esta divina prisión
del amor en que yo vivo
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay! ¡Qué larga es esta vida,
qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay! ¡Qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga.
Quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir;
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza.
Muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta;
mira que sólo te resta,
para ganarte, perderte;
venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero,
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba
es la vida verdadera:
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva.
Muerte, no me seas esquiva;
vivo muriendo primero,
que muero porque no muero

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios, que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para mejor a Él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.

Adjunto 2: 2Co 4,6-11
"Pues el Dios que dijo: "Brille la luz del seno de las tinieblas", la ha encendido en nuestros corazones, haciendo resplandecer el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro del Mesías. Pero este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que esa fuerza tan extraordinaria es de Dios y no viene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; paseamos continuamente en nuestro cuerpo el suplicio de Jesús, para que también la vida de Jesús se transparente en nuestro cuerpo; es decir, que a nosotros que tenemos la vida, continuamente nos entregan a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se transparente en nuestra carne mortal. Así la muerte actúa en nosotros y la vida en vosotros".

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